Los Lobos y su único mosquetero

Cuando hablamos de la historia de un equipo, los jugadores más importantes suelen ser parte fundamental de esta, ya que alrededor de las figuras se gestan los logros. Dejando en claro esto, sería casi imposible que un solo jugador pueda representar más que un equipo. Incluso en el caso de Michael Jordan, el emblema más grande de los Chicago Bulls, no se puede afirmar que él es más importante que los Bulls como franquicia.

 Pero por más increíble que parezca, y en un principio sea difícil de creer, existe un caso en la NBA dónde un jugador le dio más a un equipo de lo que el equipo le dio a un jugador, un ejemplo en el cual el individuo sin dudas es la franquicia, no sólo marcando un antes y un después, sino que siendo la esencia, el único que logró darle alegrías y a quién nadie puede alcanzar dentro de la institución, ni siquiera la misma institución.

 Esta es la realidad de los Minnesota Timberwolves y el ala-pívot Kevin Garnett, una relación donde es posible afirmar y fundamentar que Garnett es lo mejor que le pasó a los Wolves en su historia, pero por el contrario es discutible que los Wolves hayan sido lo mejor para Garnett, en lo que a gloria personal se refiere. Por eso es que, para contar la historia de esta franquicia, es necesario tomar a este jugador como el eje principal.

 Los Minnesota Timberwolves se fundaron en 1987, como parte de la expansión que hubo en la NBA aquel año, pero no debutaron en la competencia oficial hasta 1989. Durante un año disputaron sus partidos como local en el Metrodom, estadio dónde jugaban los Minnesota Vikings de la NFL, que fue demolido en 2014. Allí disputaron, contra los Denver Nuggets, el cuarto partido con mayor asistencia de la NBA con casi 50.000 espectadores. Ya para la siguiente temporada comenzaron a jugar en el Target Center, que es su casa hasta el día de hoy.

Fanático observa el partido de los Timberwolves en el Metrodrome con binoculares/ foto de Star Tribune

 Hasta la llegada de Garnett en el draft de 1995, la historia deportiva de esta franquicia no tiene muchos logros. Durante estas 6 temporadas el equipo del norte de Estados Unidos nunca logró pasar la fase regular, su mejor porcentaje de victorias/derrotas fue del 35 % y su promedio de victorias en esos 6 años fue del 25,6 %. Estas derrotas derivaron en una oferta para mudar al equipo al estado de Nueva Orleans, propuesta que fue rechazada debido a la gran cantidad de fanáticos del equipo, que promediaban una alta asistencia a pesar de los malos resultados.

 En 1994 la franquicia fue totalmente renovada por la compra del multimillonario Glen Taylor, que le dio el cargo de mánager general a Kevin McHale. Al año siguiente contrataron al entrenador Flip Saunders y en el draft, en la selección número cinco, a Kevin Garnett, el hombre que cambiaría el rumbo del equipo.

  El jugador nacido en Carolina del Sur ya era toda una noticia para el mundo del baloncesto incluso antes de debutar, ya que pasó a disputar la NBA directamente desde el instituto, sin pasar por una universidad, hecho no muy común. En su primera temporada, aunque no logró superar la primera fase, se convirtió en titular y estrella de los Wolves, entrando incluso en el All Star Game de ese año.

 En la temporada 1996/97 el conjunto de Minnesota logró por primera vez en su historia llegar a los Playoffs, con mayor número de victorias que derrotas, algo que nunca había ocurrido. Luego de ese campeonato, los Timberwolves, durante 6 temporadas más, superaron la barrera de la fase regular, con un Garnett que seguía manteniendo su estatus de figura indiscutible con actuaciones fascinantes, que no alcanzaban para superar la primera ronda de eliminación directa.

 Durante esos torneos el equipo contó con otras estrellas como Stephon Marbury y Tom Gugliotta, que abandonaron el plantel en 1999 a causa de que, en secreto, Garnett había firmado un contrato de 126 millones de dólares por 6 años, escándalo que terminó con una suspensión para Timberwolves de 5 años sin elegir en el draft y una gran multa económica.

 Sin embargo, a pesar de la sanción, las mejores actuaciones de los Wolves llegaron durante esos años, ya que, en el 2004, en un hecho único en la historia, el equipo liderado por Garnett y un grupo de jugadores jóvenes logró el mejor balance de la Conferencia y disputó la final del Oeste contra los Lakers de Kobe Bryant y Shaquille O’Neal, en la que cayeron en seis partidos.

 Esta temporada fue, hasta el día de la fecha, la cúlmine de los Timberwolves, ya que desde ese año nunca más pasaron de la fase regular, salvo en 2018, cuando perdieron en la primera ronda de los Playoffs. Tras el primer campeonato luego de aquella hazaña, donde bajaron mucho el rendimiento, el equipo sufrió de un fuerte recambio, donde casi todo el staff deportivo fue expulsado, incluido el entrenador Flip Saunders.

 El único que se quedó en el plantel fue Garnett, que tras dos temporadas más con resultados desalentadores, decidió marcharse al Celtic en busca de algún título importante. Con la salida de su estrella, los Wolves nunca volvieron a ser los mismos, y por más que buscaron reemplazarlo con jugadores como Kevin Love o Ricky Rubio, realmente el equipo del norte nunca se volvió a ilusionar con la posibilidad de un anillo. Esa ilusión sólo la pudo generar el único Kevin Garret, que tras salir campeón de la NBA con Boston Celtic y un breve paso por Brooklyn Nets, volvió en 2015 a retirarse en el equipo que disputó 14 temporadas de su vida.

Kevin Garnett en uno de sus últimos partidos con los Wolves/ foto de la página oficial de Minnesota Timberwolves

 Para resaltar la importancia de Garnett en Minnesota, cabe aclarar que este es el jugador con: más puntos, rebotes, asistencias, tapones, robos y partidos jugados en la historia de la franquicia. Además, es el único basquetbolista de la institución en ser elegido MVP. Para dar un dato final y dejar en claro que un jugador puede, en casos específicos, ser más que un club, hay que aclarar que, de un total de 30 temporadas, Timberwolves quedó 21 veces afuera en la primera fase, ocho en primera rueda de los Playoffs y una vez llegó a finales de Conferencia, con un balance promedio del 39,9 % de victorias. Ahora, si tenemos en cuenta sólo las temporadas que disputó Garnett, de un total de 14, en 6 quedaron afuera en primera rueda, en 7 en primera ronda de Playoffs y una vez llegaron a la final de la Conferencia, con un balance promedio del 48,9 % de victorias.

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