Josh Giddey, la nueva promesa de OKC: una mirada a su futuro
La idea de este análisis es que una vez terminado el lector pueda tener una visión integral de las fortalezas y debilidades del fenómeno australiano.
Un poco de su historia
Para comenzar hay que dar un poco de contexto. Desde niño, Giddey se volvió el armador de su equipo, siempre jugando con niños mayores buscando que los partidos fueran más parejos. Si bien la cantidad de juegos que ví de Giddey no son una muestra representativa de lo que es como jugador, es cierto que se encuentra bastante parsimonioso en los momentos de alta presión. Su avanzado entendimiento del juego sólo puede explicarse por el hecho de que sus 2 padres jugaron baloncesto de manera profesional y le dieron a su hijo una mirada más madura del mismo.
Australia desde 2017 unió sus centros de desarrollo de jugadores con la NBA, creando así una NBA Global Academy (hay otras en China, México, Senegal e India). Su principal objetivo es desarrollar a sus alumnos en todas sus potencialidades tanto dentro del parqué como fuera del mismo. Si bien la academia nace en 2017 hace 40 años que Australia posee un instituto y un centro (ambos colaboran con la NBA Global Academy) cuyo fin es el desarrollo de atletas, es decir que el know-how sobre el crecimiento de sus jugadores existe. Por estas prestigiosas instituciones pasaron por ejemplo Joe Ingles, Patty Mills y Dante Exum.
Antes de entrar al prestigioso instituto, Giddey tuvo que pasar por un proceso de selección para formar parte del equipo estatal el cual rebotó 3 veces ante. Su buen juego en este nivel le permitió entrar en el Instituto, donde se agrandó su exposición y poco a poco los evaluadores comenzaron a conocer su nombre. Debido a su alto rendimiento, la NBA Global Academy tocó a su puerta y Giddey aprovechó la oportunidad.
Su salto al estrellato local fue cuando obtuvo el MVP en el Torneo Junior Ciutat de L’Hospitalet jugando bajo la NBA Global Academy. El último cuarto de este juego nos muestra el potencial que lo hizo ser elegido con el pick 6.
Luego de aquel torneo y su siguiente desempeño en eventos de la Academy muchas universidades le dieron ofertas, así también se abrió el camino del profesionalismo dentro de la liga australiana (NBL), bajo el programa Next Star. En medio del panorama de incertidumbre provocado por el coronavirus, Josh decidió mantenerse en su hogar, a pesar de que la idea de jugar en la NCAA fue más que tentadora.
Sus fortalezas y debilidades
Hecha la introducción, vamos al juego de Josh. La realidad es que el pick de Oklahoma fue una apuesta a futuro: Si bien en potencia su arquetipo puede parecer excelente: un armador de 2,04 metros poco atlético que puede tirar (si les suena a varios jugadores jóvenes no les sorprenda). Pero para llegar a ese punto (si es siquiera posible) harán falta muchos años.
Vamos desde lo más alarmante hasta lo más llamativo. Primero, su defensa es muy mala. Si bien posee una extensión de brazos y un torso bastante impresionante, la realidad es que su movimiento de pies es lento y carece de fuerza por lo que le es imposible mantenerse vertical luego de un impacto. Tampoco es una persona que tiene una intensidad muy alta ni en defensa ni en ataque, por momentos parece desconectarse totalmente del juego. Esto es más visible en defensiva que en ofensiva porque en esta última tiene la responsabilidad de manejar el balón.
Con respecto a su rol ofensivo, es poco probable que Giddey tenga el mismo en OKC al que tuvo en Australia (por lo menos en lo que respecta al quinteto inicial), ya que, además de que ese rol lo ocupa Shai Gilgeous-Alexander, no genera tantas ventajas para ser el motor del equipo y carece de movimientos de dribling que le permitan escaparse de la presión intensa de defensores parecidos a Beverley o Smart (conocidos como point of attack defenders).
Avanzando hacia lo no tan grave, su tiro, yo estoy del otro lado del consenso. Creo que podría llegar a ser una herramienta útil a partir del día 1 y me baso en tres ideas para defender esta postura: tiró 70% desde la línea, lo cual es aceptable; si bien comenzó tirando 2 de 20 luego promedió casi 37%; y por último -y tal vez lo más vital- su mecánica de tiro no parece ser algo que deba preocuparle ni a corto ni a largo plazo, a pesar de algunas fallas. Lo cierto es que si mí análisis es acertado la cancha se le abrirá y permitirá un mejor desempeño armando la ofensiva.
Por último tenemos su alto número de pérdidas (3), pero yo no lo veo como algo grave, por una razón. Hay dos tipos de pérdidas, las buenas y las malas. La diferencia es si conceptualmente la idea era buena y se falló en la ejecución o si simplemente la idea fue mala y no hay manera de salvarla. La realidad es que Giddey se hizo cargo de la ofensiva de su equipo y es mucho esperar que pudiera hacerlo sin muchos errores, pero más importante es tener en cuenta que no obtiene ventajas de manera fácil por lo que muchas veces debe tomar decisiones arriesgadas buscando desacomodar a la defensa.
Por otro lado sus herramientas físicas tienen un potencial increíble si sabe utilizarlas, es alto, muy largo, aunque no lo parezca rápido y se despega bien del piso. A su vez posee muy buenas manos tanto lo que le permite agarrar la pelota, lograr desviar pases y robar pelotas ayudando a sus compañeros.
También es cierto que parece que metió los pies en cemento a la hora de defender. Mientras que cuando tiene la pelota en sus manos sabe manipular a la defensa con un sutil movimiento de pies desde la triple amenaza. Si bien es cierto que no es un jugador fuerte no le teme al contacto lo que parece ser una buena primera señal.
Ahora yendo a lo mejor de su juego, su visión es muy avanzada teniendo en cuenta la edad que tiene y mueve la pelota muy rápido, similar a Lonzo Ball, es decir que una vez creada la ventaja la aprovecha. Esto es posible ya que Giddey tiene un arsenal de distintos pases que son muy sofisticados, la pelota llega con una velocidad adecuada y muchas veces contorsiona su cuerpo de manera tal que no pareciera ser tan limitado físicamente, a pesar de esto la precisión no está a la altura elite que sí está el resto de sus pase.
No es sólo su visión de juego sino el entendimiento del mismo ya sabe engañar defensas de manera tal de conseguir una ventaja sin mover otra cosa que no sea su cabeza. Esto se aprecia en ambos lados del parqué, en defensa puede anticiparse a los movimientos del otro equipo y es por ello que promedió 1 robo por partido.
Por último su crecimiento en los últimos años nos hace pensar que su potencial es estratosférico, la realidad es que yo no lo veo por encima de un gran jugador de rol como Joe Inlges, Lonzo Ball y Ricky Rubio. Si soy muy optimista su mejor versión es Gordon Hayward, pero para eso todo debe salir de manera brillante.
Su rol en OKC
La verdadera pregunta es qué va a pasar de acá a 2 años con SGA. Si se cansa de perder y pide un traspaso es probable que Giddey cumpla las funciones que tuvo en Australia, donde creo yo que se le exige demasiado. Como vengo diciendo, lo veo más siendo un jugador de rol, y su rol es uno de los más importantes, conector. ¿Qué es un conector? Justamente lo que venimos hablando, un jugador que no puede ser el centro de la ofensiva de manera constante, pero sí puede aprovechar la ventaja que el generador crea. Por ejemplo, Draymond Green con Curry, donde el tirador genera la ventaja y Draymond la aprovecha (generalmente vía su pase).
Regresando a SGA, puede que este jugador haya tenido una de las mejores temporadas generando su propia ofensiva y si mí análisis de Giddey está un poco en lo cierto su adquisición nutrirá al resto de los jugadores de OKC mediante la generación de SGA.
La realidad es que este pick fue pensando en el futuro y mí yo más cínico considera que Presti lo hizo buscando seguir perdiendo partidos, asegurarse a Bates y puede que a Wenbenyama. De ser esto cierto, Josh con 2 años en la liga y un desarrollo físico importante podría ser un engranaje vital en ese equipo, pero eso está más cerca de ser un sueño que de una realidad.