Blake Griffin y su constante luche y vuelve

Blake Griffin, ala pivot de Detroit Pistons, declaró recientemente que se encontraba bien y que había recibido hacía semanas el alta de la operación del menisco de su rodilla izquierda. Además de dejar en claro que se encontraba encerrado en su casa, el seis veces All Star afirmó en una entrevista con The Encore estar preparado para volver en cualquier momento, incluso en una eventual reanudación de la NBA. “Por ahora, solo estoy entrenando y tratando de estar listo, pero es bueno estar sano”, declaró el número 23.

Griffin jugó su último partido el 28 de diciembre pasado. La abultada derrota ante San Antonio Spurs sirvió como antesala de una nueva operación de rodilla, una que lo marginó -a priori- por el resto de la temporada. Después de la operación del 6 de enero, los Pistons pusieron un plazo indefinido para el retorno de su figura y recibieron una disabled player option de la NBA (una vía que abre la liga para reemplazar a un jugador lesionado) hasta el 15 de junio.

Tras acumular los mejores promedios de su carrera el curso pasado y volver al juego de las estrellas luego de tres años de ausencia, Griffin disputó tan solo 18 partidos durante la actual temporada, la menor cantidad de su carrera -sin contar la 2009/2010, cuando debía ser rookie-. En ellos tuvo el peor rendimiento estadístico desde que desembarcó en la liga; visiblemente afectado por problemas físicos y falta de ritmo, Blake decidió frenar y ser intervenido quirúrgicamente por segunda vez en poco tiempo.

Sus recientes declaraciones a la periodista y presentadora Sage Steele abren la posibilidad para que, en caso de que la NBA retome la actividad, Griffin pueda disputar algunos partidos. No obstante, para que eso sucediera tendría que establecerse un formato de reanudación que incluyera a todos los equipos, ya que los Pistons se encuentran en el decimotercer puesto de la Conferencia Este con un récord de 20-46. Diez partidos y medio los separan de Orlando Magic, octavo con una marca de 30-35. 

La otra posibilidad, que no cuenta con el visto bueno de los jugadores que se encuentran en esa situación, es disputar unos partidos de temporada regular antes de pasar a los playoffs. En ese caso, Griffin podría ser de la partida. Sin embargo, no parece razonable que la franquicia del estado de Michigan exponga a su estrella en partidos sin mucho valor -más que perderlos y alcanzar la mejor posición posible en el próximo Draft-. La opción más viable parece ser permitir una ventana de aproximadamente tres semanas de entrenamiento y una postemporada, adaptada o no, con los mejores equipos de cada conferencia.

A pesar de ese marco de ilusión irracional, las palabras del jugador de 31 años generan optimismo tras una pésima y movida temporada de los Pistons, que cambiaron su rumbo con traspasos luego de deambular entre el octavo y décimo puesto del Este por años. Sus declaraciones aseguran que estará completamente sano para el comienzo de la temporada 2020/2021, cuarta del contrato que firmó en 2017 con Los Angeles Clippers por cinco años y 171 millones de dólares. Antes de ser agente libre en 2022, tendrá un año con una opción de jugador por 39 millones, número que seguramente no desestimará.

La susodicha operación no es el primer inconveniente físico de Griffin. Un tormentoso historial de lesiones lo acompaña y agobia desde su llegada a la NBA. Sin dudas, surge la pregunta de qué podría haber sido de este jugador súper atlético y valorable en las facetas técnicas y físicas. A continuación, un repaso de las lesiones que lo marcaron y persiguieron desde 2009, cuando los Clippers lo eligieron con el primer pick del Draft por encima de jugadores de la índole de James Harden, Stephen Curry y Demar DeRozan.

El niño maravilla y el comienzo de un karma

Griffin, nativo de Oklahoma City, tomó la decisión de acudir a la Oklahoma Christian School, donde su padre (Tommy) oficiaba como entrenador principal del equipo de básquet y su hermano (Taylor, tres años mayor) formaba parte del conjunto. Durante sus cuatro años en high school, Blake hizo lo que quiso. Los OCS ganaron -con BG como figura excluyente- el campeonato estatal en 2004, 2005, 2006 y 2007 -los primeros dos en la clase 3A, logros que los llevaron a la categoría 2A- y obtuvo todos los premios individuales que se le pusieron enfrente (MVPs, McDonald’s All-American), consolidándose como uno de los grandes proyectos del estado. En su etapa escolar logró un monstruoso récord de 106-6 y en su último curso promedió 27 puntos, 15 rebotes, 5 asistencias y 3 tapones. A pesar de tener varias ofertas, decidió alistarse en los Sooners, equipo de la universidad local, donde jugaba su hermano.

El impacto de Griffin en los Sooners fue inmediato. Se convirtió rápidamente en la figura del equipo promediando 15 puntos y 9 rebotes, de los mejores números de la Big 12 Conference. Sin embargo, el liderato hacia un récord de 23-12 no fue libre de culpas para sus rodillas, extremidades que a la sazón dieron el punto de partida a un historial que lo sigue persiguiendo. El 14 de enero de 2008, a los cinco minutos del partido ante Kansas Jayhawks, sufrió un esguince del ligamento colateral medial de la rodilla izquierda, que conecta la parte inferior del fémur con el sector superior de la tibia. La lesión de uno de los cuatro grandes ligamentos de la rodilla lo marginó de ese cotejo y del siguiente.

El nativo de Oklahoma se lesionó las dos rodilas en su etapa colegial (foto en la universidad)

Menos de dos meses después, el sábado 1° de marzo, Blake se lesionó su otra rodilla, la derecha. En el comienzo de la victoria en condición de local ante Texas A&M, luego de una caída al suelo, se desgarró parcialmente el menisco medial. A pesar de la molestia, volvió a la cancha y sumó 13 tantos y 8 rebotes para su planilla. Esa misma noche se realizó una resonancia magnética y a la mañana siguiente se sometió a una operación artroscópica. La meniscectomía parcial es un procedimiento poco invasivo que estabiliza la articulación a partir de una extracción de la parte dañada del menisco y una capa de cartílago en la parte superior de la tibia que amortigua.

A pesar de que se especulaba con que recién iba a regresar en la postemporada, solo se perdió un partido y regresó a una semana de la intervención quirúrgica. Blake fue incluído en el equipo ideal de la Big12 y llevó a su equipo a la segunda ronda del campeonato de la NCAA. A pesar de ser considerado un pick de lotería, decidió volver para buscar el título nacional universitario.

Su año de sophomore fue mucho mejor en cuanto a inconvenientes físicos. El único evento que lo marginó por una semana del parqué fue una conmoción cerebral tras un golpe involuntario de Dexter Pittman. Blake fue reemplazado ese partido, descansó el posterior y regresó para finalizar una temporada individual de ensueño. A pesar de caer ante North Carolina en la final de la región del Sur, Griffin obtuvo absolutamente todos los premios, por lo que se constituyó como el mejor jugador universitario de la temporada. Blake, que batió récords históricos de puntos y rebotes, presentó su candidatura para el Draft de 2009. A pesar de haberse perdido muy pocos partidos en su etapa con los Sooners, la mala noticia era que llegaba con las dos rodillas lesionadas a la liga más competitiva del mundo.

El salto a la NBA y una lesión bisagra

El Draft cumplió con las expectativas y Blake Griffin fue elegido con el primer pick por Los Angeles Clippers. Tras jugar y ser nombrado MVP de la Liga de Verano -fue MVP a pesar de tener una leve lesión en el hombro derecho-, empezó el calvario en la NBA. En el último partido de pretemporada, ante New Orleans Pelicans, se rompió la rótula de la rodilla izquierda, aparentemente después de realizar una volcada. La fractura por estrés, según anunciaron, lo iba a mantener seis semanas afuera de la duela.

Luego de semanas de descanso, el debut se acercaba. Griffin empezó a aumentar las cargas de trabajo, pero un ejercicio de saltos en una pileta le desarrolló un fuerte dolor en la rodilla. Los resultados de un examen médico revelaron que el progreso de su recuperación no era el adecuado, por lo que debía someterse a una operación. El 20 de enero de 2010, Blake fue intervenido quirúrgicamente de su rodilla izquierda. El nuevo plazo, de al menos cuatro meses, lo marginaba completamente de la temporada 2009/10, por lo que su elegibilidad para ser el mejor novato de la temporada pasaba a la siguiente campaña.

Un poco de paz

La temporada 2010/11 de Griffin fue excepcional individualmente, tanto en el plano deportivo como en el de la salud. Jugó los 82 partidos de la temporada con promedios de 22.5 puntos y 12.1 rebotes. Eso le bastó para ser incluído en el All Star y ser elegido unánimemente como Rookie del año. Una inmensa cantidad de marcas impuestas y un veloz impacto en todas las facetas lo llevaron a ser considerado por Sports Illustrated como uno de los mejores quince rookies de la historia.

La siguiente campaña no varió en cuanto a lesiones. La plenitud física y deportiva lo llevó a completar los 66 partidos de la temporada (se jugó esa cantidad por el lockout, un cierre patronal de la liga) y a conseguir el boleto a los playoffs. Los Clippers alcanzaron por segunda vez en casi cuarenta años las semifinales de conferencia, donde fueron barridos por San Antonio Spurs. Griffin volvió a disputar el juego de las estrellas y fue elegido en el segundo equipo de la temporada. Ya erigía como una de las grandes figuras de la NBA.

Un nuevo sofocón

Todo iba demasiado bien para el ala pivot de 206 centímetros y 113 kilogramos. Plenitud física, partidos al hilo, excelsos rendimientos deportivos, un equipo en alza y ya ubicado como puesto lógico de postemporada y premios individuales. Griffin se constituía como un jugador grande, de buena técnica y súper atlético, por lo que su aparición era la de un basquetbolista muy dominante. Además, en ese período firmó una extensión por cinco años y 94.5 millones de dólares, a la sazón un contrato top. Ese nuevo vínculo con los Clippers entró en vigencia en la temporada 2013/2014.

La frutilla del postre la pusieron Jerry Colangelo (director deportivo) y Mike Krzyzewski (entrenador) del Team Usa cuando anunciaron los convocados para los Juegos Olímpicos de Londres 2012. El equipo nacional buscaba su segundo oro consecutivo tras la caída en Atenas 2004, por lo que formaba con jugadores de la talla de LeBron James, Kobe Bryant, Kevin Durant, Carmelo Anthony y su compañero Chris Paul. Blake Griffin y James Harden eran los únicos “primerizos” del conjunto estadounidense.

Sin embargo, de un momento a otro todo se oscureció para el nativo de OKC. El jueves 12 de julio la franquicia angelina emitió un comunicado donde afirmaba que Griffin había sufrido una rotura interna del menisco de su rodilla izquierda, por lo que requería una nueva intervención quirúrgica. Asimismo, la organización se mostraba aliviada, ya que su estrella iba a poder operarse y recuperarse durante el receso veraniego, porque lo que estaría presente en la pretemporada. El tiempo estimado de recuperación era de dos meses.

Griffin fue baja en Londres 2012 por lesión – REUTERS/Steve Marcus

El día previo, Blake había sufrido molestias en la práctica con el combinado nacional en Las Vegas; ese habría sido el detonante. El Coach K, que había regresado para esa competencia, declaró que el jugador se había lesionado en los playoffs, según palabras del propio power forward. «Lo que haya hecho aquí parece que agravó esa lesión», agregó el entrenador, que en su lugar citó a la primera selección del Draft de ese año, Anthony Davis. Durante la postemporada, donde promedió casi 36 minutos por noche, Blake sufrió una hiperextensión de la rodilla en cuestión, lo que lo mantuvo algunos minutos en la banca. Una nueva lesión se interponía en la carrera de BG, y en este caso se sumaba la frustración de perderse la cita olímpica, un sueño suyo desde niño.

Otros dos años de plenitud

Después de la mala noticia de julio, Griffin empezó bien físicamente la temporada de la NBA. En ella, a pesar de bajar un poco su producción y cantidad de minutos, estuvo presente en 80 de los 82 partidos y en los seis de postseason, donde quedaron eliminados ante Memphis Grizzlies. Nuevamente fue elegido en el segundo mejor equipo y, junto a Chris Paul, lideró a los Clippers al primer título de División Pacífico en su historia, con un récord de 56-26.

Para la 2013/14, Doc Rivers fue contratado como nuevo entrenador. Con él, Griffin subió su nivel y se mantuvo sano. Con un 57-25 volvieron a ganar el título de división, Blake repitió el All NBA Second Team por tercer año consecutivo y el All Star por cuarto año al hilo. Cayeron 4-3 en semifinales de conferencia contra Oklahoma City Thunder, el equipo de la ciudad del ala pivot. Donald Sterling, dueño de la franquicia, fue expulsado de la NBA de por vida tras repudiables dichos y actos racistas; Steve Ballmer se la compró en 2 billones de dólares.

El anuncio de una mala racha

Todo marchaba en orden para Griffin en la temporada 2014/2015, donde jugó los primeros 51 partidos. No obstante, a comienzos de febrero le detectaron una infección por estafilococos en el codo derecho y debió afrontar otra cirugía. Blake había tenido una bursitis (inflamación de las bolsas sinoviales que amortiguan en las articulaciones) y había sido rutinariamente drenado, pero en este punto la molestia se tornó insostenible y el cuidado ante un infección fue mayor a cualquier factor.

Por este inconveniente se perdió el juego de las estrellas -quinta elección al hilo- y quince partidos consecutivos de la NBA en el transcurso de treinta y cinco días. Volvió para disputar los últimos dieciséis juegos, ser incluído en el tercer All NBA y participar de los playoffs, donde eliminaron a los Spurs por 4-3, mismo resultado que los sepultó ante los Rockets en semifinales de conferencia, tras ir ganando 3 a 1. Blake, en plenitud física, promedió cuarenta minutos durante los catorce partidos.

El real suplicio

La realidad es que desde su llegada a la liga, fuera de atravesar algunos inconvenientes, Griffin había experimentado cierta prosperidad física. Se había perdido muy pocos partidos desde su temporada de rookie, por lo que las lesiones no eran todavía protagonistas de su carrera. Después de jugar sin mucho problema los treinta partidos iniciales de la 2015/16, sufrió una rotura parcial del tendón del cuádriceps izquierdo en la victoria ante Los Angeles Lakers. 

A un mes de la lesión y a pocos días de su regreso, mientras almorzaba con el equipo en Toronto, Blake sufrió una fractura en espiral (se aplica una torsión y el hueso se retuerce) en el cuarto metacarpiano de la mano derecha. Esto sucedió por propinarle reiterados golpes a Matias Testi, asistente del equipo y amigo del victimario. Una discusión que fue aumentando en intensidad culminó con la cara de Testi hinchada y la mano de Griffin rota. Fue operado tres días después y, además de establecerse un tiempo de recuperación de 4-6 semanas, recibió el repudio de la organización angelina y del entorno de la NBA.

Asimismo, a la fractura se le sumó una suspensión y Griffin se perdió 45 partidos seguidos. Más de tres meses pasaron desde la lesión del cuádriceps hasta su retorno, que tuvo lugar el 3 de abril ante los Wizards. Jugó con restricción de minutos cinco de los restantes siete partidos de la regular season para completar un total de 35 presencias y 47 ausencias en el curso. 

Posteriormente, en el cuarto partido de la primera ronda de la postemporada, ante Portland Trail Blazers, se resintió de la lesión del cuádriceps tras una falta de Mason Plumlee y fue descartado para el resto de la postseason. Los Clippers, que también perdieron en la serie a CP3, fueron eliminados por los de Oregon en seis juegos. 

Al no haber nuevos daños estructurales, el ala pivot estaría listo para la siguiente campaña. Sin embargo, Griffin se sometió a un procedimiento en el cuádriceps para reducir el dolor y encaminar la recuperación. Esta intervención consistió en una inyección de médula ósea, similar a un tratamiento con plasma rico en plaquetas. Con estos episodios se volvió a frustrar la posibilidad de estar en los Juegos Olímpicos, el sueño frustrado de BG.

Durante la temporada 2016/17 se repitió una situación usual en la carrera del número veintitrés. Un buen arranque en cuanto a lo físico y deportivo fue sucedido por una nueva (y pequeña) intervención quirúrgica. En este caso no se debió a ningún hecho disruptivo, sino a una limpieza en su rodilla derecha. 35 días y 18 partidos después, Griffin retornó al parqué.

Finalizó bien la temporada, pero en el tercer partido de playoffs, ante Utah Jazz, sufrió una lesión en el pulgar de su pie derecho. Se despidió de la temporada y -días más tarde- se sometió a una operación de la placa plantar que nuevamente lo marginaba del momento cumbre de la campaña. Antes de la siguiente temporada, firmó un contrato por 5 años y $173 millones. Este nuevo vínculo llamó la atención en el entorno NBA; a pesar de ser un jugador top, era un atleta muy propenso a lesionarse, por lo que brindarle un máximo por un lustro era, al menos, discutible.

En el decimonoveno partido de la temporada 2017/18, Griffin se esguinzó el ligamento colateral medial de la rodilla izquierda, el mismo de su primera lesión en la universidad. Los Clippers anunciaron que no había daño estructural en la rodilla y que la recuperación le demandaría ocho semanas, aunque al final volvió al mes del menoscabo, perdiéndose catorce partidos.

El 32 de los Clippers sufrió una lesión en el ligamento colateral medial de la rodilla izquierda
Traspaso a Pistons

A ocho años y medio del Draft que lo depositó en Los Angeles, Griffin fue traspasado a Detroit Pistons junto a Willie Reed y Brice Johnson a cambio de Tobias Harris, Avery Bradley, Boban Marjanovic, una primera ronda protegida y una segunda ronda. Blake exhibió un buen nivel en sus primeros meses en Detroit, pero en el vigésimo quinto partido sufrió una contusión ósea en el tobillo derecho, por lo que se perdió los últimos ocho partidos de la temporada. Los problemas físicos, evidentemente, no eran objeto del estado de California.

Los Pistons asumieron el importante contrato de Griffin y en su segunda temporada tuvo una de las mejores temporadas individuales de la historia de la franquicia – Paul Sancya / AP
Malditas rodillas

A pesar de haber entrado en una meseta, la siguiente temporada fue excelente para el nacido en Oklahoma. Promedió 24.5 puntos, top en su carrera, incluyendo su career high de 50 puntos y vastos récords de la franquicia, como la máxima anotación en un mes calendario. Regresó al juego de las estrellas luego de tres años de ausencia y lideró a los Pistons a la postemporada. Sin embargo, las rodillas volvieron a cruzarse en su camino. En el final de la temporada regular se lesionó la izquierda, por lo que vio desde afuera cuatro de los últimos seis partidos de la regular season y los dos primeros de los playoffs. Con claras restricciones físicas y de minutos, volvió para los últimos dos juegos de la serie en la que Milwaukee Bucks barrió a los de la Motor City.

Finalizada la sesión, se sometió a un procedimiento artroscópico de la citada rodilla. Esta nueva operación tenía como fin paliar las molestias que había tenido durante las últimas semanas. La velocidad en la toma de decisiones estuvo moldeada con el objetivo de que no se perdiera ningún partido del curso siguiente. Esto no sucedió, ya que Blake se perdió los primeros diez encuentros de la temporada por encontrarse todavía en recuperación.

La vuelta, que contó con algunos baches por descanso, distó mucho de lo que había sido la temporada previa (24.5p/7.5r/5.4a/189t3). A Griffin se lo vio muy limitado por el dolor en sus rodillas. La restricción de minutos no disfrazó las molestias que tenía para realizar las transiciones y finalizaciones. En total, jugó 18 partidos -con los números más bajos de su carrera- y el 28 de diciembre decidió parar. Finalmente, el 7 de enero de 2020 se sometió a un desbridamiento artroscópico para limpiar los tejidos dañados. A partir de ese momento, los Pistons dieron un plazo indefinido para su vuelta y finalizaron la temporada de su jugador franquicia.

A pesar de que el atraso de la temporada debido a la crisis sanitaria y sus recientes declaraciones abren la puerta para un eventual retorno en esta campaña, no suena razonable que los Pistons arriesguen a su forward en una temporada que -en esta instancia- tiene como objetivo alcanzar una buena elección del próximo Draft. Lo positivo es que, de no mediar sorpresas, Griffin retornará para el comienzo de los trabajos previos a la 2020/21.

Resiliencia

Es impresionante que, habiendo experimentado alrededor de veinte lesiones, algunas de gran peso y con muchas cirugías, Blake Griffin siga siendo una estrella de la NBA. Dejando de lado el violento y repudiable episodio que sufrió Matias Testi, cabe destacar el gran profesionalismo con el que se movió Griffin a lo largo de su carrera. Operaciones en los recesos para estar disponible desde el día uno de entrenamientos fueron (son) una constante en su carrera. Habla muy bien de él a nivel deportivo que, tras tantos palos en la rueda (entiéndase rodillas), haya vuelto siempre a su nivel.

Impacto inmediato, cualidades y what if

Algo que caracteriza la carrera de Griffin es su impresionante y veloz impacto en todas sus etapas. Le sucedió en high school, en college, en la NBA y en su nuevo equipo de la liga. Lugar al que llegó, lugar que revolucionó. Ese efecto de transformación se puede explicar mediante sus características especiales. Es un jugador de buen porte que supo potenciar una gran capacidad atlética: no solo es uno de los mejores volcadores, sino que también tiene un gran criterio para pasar el balón. Los roles de pasador en el poste y de tirador los fue constituyendo en concordancia con el progreso del deporte; a diferencia de otros jugadores, se aggiornó y se convirtió en un forward muy completo. Supo reinventarse: cambió su rango de tiro por su decreciente explosión, lo que lo llevó a tirar más y mejor detrás de la línea de tres.

Es potente, fuerte, atlético, tirador y pasador, difícil que no cause una buena impresión. A la cualidad de jugador dominante le agregó tener que “tirar del carro” en casi todos sus equipos, algo que nunca le pesó. No obstante, es cierto que nunca llegó a conquistar campeonatos. A pesar de no haber estado en equipos realmente contendientes -y, cuando los Clippers lo eran, haber sufrido muchas lesiones grupal e individualmente-, no pudo nunca dar ese paso final hacia la mesa de los grandes. 

La tentadora historia contrafáctica nos lleva a preguntarnos: what if… ¿Qué habría sido de Blake Griffin sin tantas lesiones? A pesar de haberse reincorporado muchas veces a gran nivel, es lógico pensar que su constancia y rendimiento se vio azotado por las repetidas cirugías y molestias. Su estilo y los récords que batió bien podrían llevarnos a pensar que en Griffin había un jugador muy especial que podía marcar la historia. Lo que exhibió en su llegada a la liga podría ir en la misma senda. Claro está que estas especulaciones nunca nos podrían llevar a nada. Los obstáculos, en este caso representados por lesiones, son parte de las carreras de los deportistas.

Futuro incierto

Los Pistons atraviesan una etapa movediza tras años de negarse a una profunda reconstrucción. Esto se puede graficar con el siguiente dato: son uno de los dos equipos que no ganaron más de 44 partidos en la última década, pero nunca tuvieron un pick del Draft superior al 8. Finalmente, luego de años de deambular entre el octavo y el décimo puesto, decidieron traspasar a Andre Drummond y realizar un buyout a Reggie Jackson, dos históricos de la franquicia. La situación de Griffin es diferente, ya que aún tiene dos años garantizados. Cobrará $36,6M en la 2020/21 y $39M en la 2021/22 (player option; presumiblemente Blake optará por utilizarla).

Está claro que la sumatoria de su edad (31 años), su interminable historial de lesiones (adjunto al final del artículo) y el susodicho contrato vigente no lo hacen un jugador traspasable o tentador para otras franquicias. Hoy no tiene un gran valor de mercado. La próxima temporada seguramente será utilizada para ver cómo está Griffin en los planos deportivos y físicos. Si su versión se acerca a la de la 2018/19, seguramente los Pistons buscarán contar con él, pero si sigue en la sintonía de la 2019/2020, es probable que Ed Stefanski recurra a algún camino más drástico.

El ala pivot tiene dos años garantizados en los Pistons, el segundo con player option – Carlos Osorio / Associated Press

Según comenta Duncan Smith, periodista especializado en la franquicia, sería viable realizar una stretch provision, es decir, un estiramiento de su contrato. Si Griffin fuera cortado tras la próxima campaña -con 39 millones garantizados-, los Pistons podrían cortarlo y, en caso de que ningún equipo reclame sus derechos en las 48 horas posteriores, estirar su contrato. Eso representaría pagarle lo estipulado, pero dividido en tres sesiones consecutivas (una fórmula que indica cantidad de años restante x 2 + 1 → 1×2+1). Detroit debería pagarle $12.987 en las temporadas 2021/22, 22/23 y 23/24, lo que abriría la posibilidad de tener espacio salarial para dos contratos máximos a mediados de 2021, cuando grandes jugadores serán agentes libres.

Sin embargo, lo primero a analizar será la salud de Griffin. Seguramente los Pistons busquen a toda costa renovar a Christian Wood, de notable rendimiento desde la salida de Andre Drummond, y recuperar a todos sus soldados caídos. En ese plano, a Griffin se suman los guardias Derrick Rose y Luke Kennard. Una buena elección en el próximo Draft y la recuperación de sus figuras le abriría interesantes puertas cercanas a la franquicia automotriz, que desde 2008 no ganan un partido de postseason, la racha más larga de su historia.

Se da por sentada la importancia del rendimiento deportivo y de la salud durante el próximo curso de Blake Griffin, un jugador tan dominante y adaptable como frágil. Las seis operaciones de rodillas, entre otras lesiones, lo fueron marginando y deteriorando en una NBA súper competitiva, pero aún así continúa a nivel y regresando, chocando contra una pared que procura romper en un futuro cercano. Porque Griffin sabe que tiene más para dar…y está listo para demostrarlo la próxima temporada.

Tabla adjunta con un repaso concreto de las lesiones de Blake Griffin a lo largo de su carrera:
AñoEquipoLesiónOperación/tratamiento
2008SoonersEsguince del ligamento colateral medial de la rodilla izquierdaNo
2008SoonersDesgarro parcial del menisco medial de la rodilla derecha, meniscectomía parcial
2009SoonersConmoción cerebralNo
2009ClippersLeve tensión en el hombro derechoNo
2009ClippersRotura de la rótula de la rodilla izquierda, fractura por estrésNo
2010ClippersRecaída de la lesión previa (rótula de la rodilla izquierda)
2012Team USARotura interna del menisco de la rodilla izquierda, artroscopía
2015ClippersInfección por estafilococos del codo derecho
2015ClippersRotura parcial del tendón del cuádriceps izquierdoNo
2016ClippersFractura en espiral del cuarto metacarpiano de su mano derecha
2016ClippersResentimiento de la lesión del cuádriceps izquierdo, inyección
2016ClippersLimpieza de la rodilla derecha, limpieza
2017ClippersPlaca plantar de su pulgar del pie derecho
2017ClippersEsguince del ligamento colateral medial de la rodilla izquierdaNo
2018PistonsContusión ósea en el tobillo derechoNo
2019PistonsLesión de la rodilla izquierda, artroscopía
2020PistonsMolestias por la no recuperación de la lesión de la rodilla izquierda, artroscopía
Blake Griffin alcanzó los 70 partidos una vez en las últimas seis temporadas

Iván Fradkin

Lo que mejor hago es escribir. Escribo como el orto.

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